lunes, 21 de julio de 2008

Ojos de Pluma

El ojo cayo vertical sobre la pluma,
La pluma se dejaba mecer huracanada,
Y la intención de la curva araba la verticalidad - su dimensión, su omnipotencia
su propia geometría, la geometría de otros
Y el aire clavado
estacado a las paredes del universo,
atado a la complicidad del arco - a la curvabilidad - al enfoque,
y la contracción era acabada por el engranaje
por la rueda
por el rebote del ángel en la viga - en el suelo - en las paredes,
Y su golpe ya no era solo su golpe,
si no de todos los ojos,
de todas las fuerzas involucradas en el abismo:
la proporcionalidad
el cincel
el lápiz
la llama
la composición del punto fijo,
la irracionalidad
la expectación
y la pregunta era: ¿cuando acabará?
y la pregunta era: ¿cuando cederá?
No estaba seguro,
Si estaba seguro que la escena había sido preparado con anterioridad,
por la mano sigilosa
por el dedo rígido,
y nos la puso delante como prueba,
también estaba seguro que sabia sobre la superposición de los cuerpos de hombres y de pájaros (y viceversa)
e iré mas allá,
sabia quienes nos detendríamos y quienes no,
sabia quienes pondrían su acento en la locura
y quienes derramarían sus lágrimas.

Pero nada de esto acabo allí
El ojo no solo cayó con su horizontalidad y verticalidad sobre la pluma
También cayó con todo su paralelismo, es decir, en todas las direcciones
con todas las dimensiones a su favor,
Y todos nos quisimos unir a su baile sobrecogedor:
niños, hombres, ancianos, zorzales, escarabajos y gusanos,
todos nos quisimos amanecer,
ser cómplices de la acción y de la reacción,
del pie que no se quiso mover, del párpado que no se quiso cerrar.
pero tarde o temprano, como en todo final; alguien debía cruzar la espada en medio de la vértebra
clavar sus fierros de punta, detener la rotación
y hacer de la cuerda un punto.
De lo que paso después, solo diré que pestañeamos
soltamos el estomago
cerramos la boca,
algunos caminaron
y otros nos sentamos a esperar su resurrección.

Pedro Césped.

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